OFICIOS PERDIDOS-VAQUERIAS Y LECHERIAS

Acrílico, café diluido sobre lienzo 80×54

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Vaquerias de madrid
 Leche cruda, hervir, Nata divina.
 VAQUERÍAS urbanas, antaño cotidianas y puras.
 Estampa del mundo inhóspito,
 que ahora es ejemplo de calidad de vida.
 Tiovivo de Madrid revive nuestra mitología,
 paradoja confortable de esta locura,
 queremos ser más libres, auténticos, más sanos, más sabios;
 ¿Somos la leche?
                                                                              Panizo 

He querido hacer un montaje con un tiovivo y algunos de los guardianes del cielo, que tenemos como esculturas en los edificios más emblemáticos de Madrid (la Victoria alada del edifico metrópolis, los Pegaso y la Gloria del Ministerio de agricultura, las cuádrigas del edificio de medio ambiente)y darle un toque divertido con una Vaca loca girando .

Me pareció simpático incluir la anécdota y origen de este carrusel, ¿por qué se llama así? nos trasladamos al mes de julio de 1834, la cólera azotaba el país con gran virulencia, el tio Esteban regentaba su atracción que chiflaba a los niños en el Paseo de las Delicias, falleció tragicamente y cuando fueron a darle sepultura se levantó misteriosamente del férretro y gritó: estoy vivo , estoy vivo!!

la sorpresa y los desmayos junto con la alegría fueron mayúsculos y de ahí que pasara a llamarse «tiovivo», posteriormente iban a visitarle de todas partes de España con fines esotéricos , ¿increíble verdad?, un guiño a la infancia que no podía pasar por alto.

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lecherias y Vaquerias de MAdrid

Las antiguas lecherias y vaquerias de Madrid tomaron su auge a final del s.XIX eran negocios familiares que pasaban de padres a hijos con un local a pie de calle y al fondo los establos, la compra se hacía desde un mostrador donde despachaban en embases de aluminio, las famosas «lecheras» que algunos guardamos como reliquias.

Lecherias y Vaquerias de MAdrid

Me gusta mucho recordar y plasmar con mi interpretación esos oficios perdidos, tan entrañables que, aunque no los hemos vivido nos lo han contado nuestros padres y abuelos con nostalgia y apego a lo auténtico y natural.

Quiero homenajear con esta serie para mi exposición de Madrid Nuestro a estos grandes trovadores que, en su gran mayoría, no disponían ni siquiera de un local y comenzaban un periplo por Madrid, para continuar por las grandes ciudades ganándose la vida por las calles, con su particular desparpajo y sin perder la sonrisa, entrando incluso en las propias casas vendiendo su material que llevaban a cuestas.

En el s. XXI vivimos en la contradicción de quejarnos y no tener grandes motivos sin valorar las comodidades y confort del que gozamos evolutivamente. Me parece muy importante crear espacios donde encontrarnos y reconocernos no solo de ocio y cultura , sino del día a día que en las grandes urbes tanto se ha perdido, respetando la naturaleza y la materia prima y habitar y respirar instantes de oro, cotidianos, observar,conversar, leer, que todo nos aporte incluso en nuestras rutinas diarias y nos salve en nuestro viaje interior …y compartirlo. Gracias

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