Acrílico sobre lienzo 81x67cm
S.XVIII llegada de la Ilustración. Monarquía con Carlos III despotismo ilustrado, pueblo llano carente de recursos, solo las mujeres de la nobleza podían instruirse en sus casas, la religión se suaviza y por suerte existe la idea de la cultura trae la felicidad. Los SERENOS en su ronda nocturna, activaban los faroles y vigilaban que las calles de maleantes y rufianes y a partir de las 22h horas te abrían tu casa para que entraras.
S.XXI, somos más asertivos?, somos dueños de nuestro tiempo o presos del momento? Libertad formal y no sustancial?
No me tomes por el pito del sereno!!
Panizo
Los serenos durante años fueron los guardianes de las calles de Madrid y de otras muchas ciudades España. Los primeros datan desde el 1715 hasta 1917 con la llegada de los porteros automáticos.
Las funciones que tenían era activar el alumbrado de la gran ciudad ( por ello, popularmente también eran conocidos como ” faroleros”) y hacer “rondas nocturnas” para preservar la seguridad en las calles.
Aparte de todo esto, con el tiempo comenzaron a asumir otras funciones ” no oficiales” siempre y cuando lo requería la ocasión. Por ejemplo, acompañar a los vecinos a sus viviendas, ahuyentar a los ladrones, avisar a los servicios sanitarios cuando ocurría un accidente o buscar confesores de determinados hechos.
No me ha quedado más remedio que pintarle como un Súper heroe, el Supersereno.
Iban pregonando las medias y los cuartos de cada hora, además de informar de las condiciones meteorológicas del momento. De estas situaciones, han quedado dichos populares tales como ” “Las tres y cuarto y nublado” y de ahí nació el refrán ” Tomar por el pito un sereno“.
Su presencia era fundamental sobre todo a partir de las diez de la noche cuando para entrar en la vivienda era necesario que el sereno abriera el portal. Entonces en esa época, la persona en cuestión para que el sereno le abriera el portal, tenía que dar fuertes palmadas y gritar sereno“. Entonces a esta llamada, ellos respondían con ” Va” y daban un golpe al suelo con el chuzo. Increíble verdad?
He querido ambientar el cuadro en el x.XVIII, cuando llegó Carlos III a la corte de España, alcalde de MAdrid, considerado el mejor monarca, discreto, austero, fiel y siempre preocupado por el bienestar del pueblo. El hijo de Felipe V fue el mayor representante del despotismo ilustrado https://www.significados.com/despotismo-ilustrado/.
Pinto una analogía del Arco del Triunfo, levantado para recibimiento de Carlos III en 1760 en la Puerta del Sol, represento la fachada de una casa burguesa que deja ver una reja, símbolo del papel de la mujer en la época, Si eras noble, las niñas se educaban en casa con un preceptor y, posteriormente se las enviaba al Convento de Las Salesas.
La llegada de la Casa de Borbón a España trae dos importantes novedades: por un lado la implantación de la Ley Sálica, lo que supone un retroceso para las españolas y por otro, la creación de numerosas academias, como la Sociedad Matritense de Amigos del País, que facilitarán el acceso a la educación.
Con la liberalización del gremio textil, las mujeres empiezan su formación en oficios de hilanzas, bordados e hilos finos, entre otros. Se organizan de forma que las mujeres que van aprendiendo, son las que enseñan a otras, lo que abaratará considerablemente la enseñanza. Además, les permitirá cobrar dinero.
La ilustración trae a España un cambio de usos sociales y culturales, aunque todavía no llegan los jurídicos y políticos. Empieza a imperar la razón y hay numerosos avances técnicos. Asimismo, hay una relajación religiosa y un incremento de la frivolidad. Existe la idea de que la cultura trae la felicidad a la persona y, por consiguiente, al país. Menos mal!!
Y ahora, en el s.XXI, yo me pregunto, si con la Pandemia y los limites de horario, toques de queda…no hemos vuelto a ser privados de nuestra libertad? (no queda más remedio, está claro).
Me gusta mucho recordar y plasmar con mi interpretación esos oficios perdidos, tan entrañables que, aunque no los hemos vivido nos lo han contado nuestros padres y abuelos con nostalgia y apego a lo auténtico y natural.
Quiero homenajear con esta serie para mi exposición de Madrid Nuestro a estos grandes trovadores que, en su gran mayoría, no disponían ni siquiera de un local y comenzaban un periplo por Madrid, para continuar por las grandes ciudades ganándose la vida por las calles, con su particular desparpajo y sin perder la sonrisa, entrando incluso en las propias casas vendiendo su material que llevaban a cuestas.
En el s. XXI vivimos en la contradicción de quejarnos y no tener grandes motivos sin valorar las comodidades y confort del que gozamos evolutivamente. Me parece muy importante crear espacios donde encontrarnos y reconocernos no solo de ocio y cultura , sino del día a día que en las grandes urbes tanto se ha perdido, respetando la naturaleza y la materia prima y habitar y respirar instantes de oro, cotidianos, observar, conversar, leer, que todo nos aporte incluso en nuestras rutinas diarias y nos salve en nuestro viaje interior …y compartirlo. Gracias