Acrílico, café diluido y texturas 43x59cm
Basado en el poema del poeta japonés Satōka s.XIX:
Cae la lluvia
Y, tal como cae,
me moja
Ando expuesto
En esta ocasión, siguiendo siempre con el paradigma de los poemas Haikus clásicos japoneses que habito, que me apasionan, para conectar historias y aprender más acerca de Japón, he querido empezar una nueva serie, mas contemporánea, un Japón carismático, misterioso, psicodélico, menos comercial incluso…
Tiro de un hilo que me hace fundirme con las texturas que pinto, meditando, soñando, haciendo paralelismos con mi vida, con Madrid y los cerezos en flor que hay en mí. Me fundo, aprendo, creo.
Fruto de una lectura muy amena para mi, que aúna este cuadro, incluyo la tradición japonesa, el tarot del periodo Edo con la era actual: el famoso santuario gatos, música psicológica japonoise, Pokemon,Tokio power, la ecuación del amor,el territorio de lolitas góticas, la calle Takeshita street con sus peculiares tiendas, haciendo paralelismo con el Rastro de Madrid donde me encanta perderme.
Sobrepasado, aturdido por el destino, confuso, tal vez…Bajo la bóveda del arco iris, amanece un país interior, el futuro se reconcilia con su origen. Éxtasis del azar y quizás del amor.
De acuerdo con el estudio Hydrogenic Solutions of Dirac’s Equation, la fórmula del amor: (∂ + m) ψ = 0 define que «si dos sistemas interaccionan entre ellos durante cierto periodo de tiempo y después se separan, podemos describirlos como dos sistemas distintos, pero de forma sutil se convierten en un sistema único».
El periodo Edo, del 1603 a 1868, de mayor esplendor y aislamiento foráneo contribuyó a crear un submundo con gran personalidad. Asumió una identidad cultural reconocible y autónoma a mediados del siglo XVIII, más o menos simultáneamente con la llegada de la estampa xilográfica policroma entre otras, fueron las más omnipresentes, rescato una joya del tarot japonés, la carta de la «Estrella» que simboliza la Esperanza».
La importancia de este periodo radica en que se definieron los rasgos principales y contemporáneos de la sociedad japonesa, es decir: su modo de pensar, su escala de valores, su conducta social y sus instituciones públicas.
Asimismo, la sociedad se volvió más rígida, formalizándose las divisiones de clase, dando paso a la diferenciación de los samuráis de los campesinos y los artesanos de los comerciantes.