Acrílico sobre madera y texturas, técnica mixta 100×57
¡Qué alegre vista!:
ese abanico blanco
en tu mano, querida.
Mi Cuadro Haiku basado en el poeta japonés Buson, siglo XVIII
Estallaba la Guerra del Pacífico en 1941 de Estados Unidos contra Japón, en respuesta al ataque sorpresa a Pearl Harbor
Déjame decirte que plasmo el pasado reciente. La humillación de escuchar por primera vez a su Emperador por la radio informando de la rendición total a los americanos y sentir la devastación de su derrota, la tristeza de sus gentes por las bombas nucleares y la decepción de escuchar al Emperador, su dios en la tierra, con una vocecita débil, pusilánime y nada celestial, hablando un japonés arcaico Imperial que pocos entendían.
La rendición del país nipón, en 1945, salpicaba a toda la población de tristeza, pobreza y desorden, paralelamente, empieza a existir la promiscuidad y exaltación sexual.
Convergen las primeras revistas eróticas, los primeros locales de striptease, el gran teatro NICHIGEKI , todo un símbolo cultural, comienza su andadura de espectáculos picantes…
Mira el cambio, la sumisión y el borrón y cuenta nueva aceptando la fusión con los nuevos tiempos importados del otro lado del Pacífico. Lo tradicional, lo nuevo, lo erótico, la necesidad, el orgullo de un pueblo que acepta el nuevo status-quo. Veo el último recurso de las mujeres que perdieron padres, amigos, hermanos, maridos e hijos y se vieron forzadas a sobrevivir de formas que no habían pensado.
El abanico siempre ha tenido una forma clandestina de comunicarse, normalmente en sitios destinados al lujo y la diversión, son tiempos art decó, 1952…Algunas intérpretes lo utilizan en sus espectáculos de forma sensual…
Es un cuadro que habla, sueña y llora